La plasticidad ha servido como un método de clasificación descriptivo. Desde la antigüedad, el término para referirse a los suelos que presentan esta propiedad, ha sido utilizado con idéntico significado; estos han sido llamados arcillas, originalmente por los hombres dedicados a la cerámica.
Como consecuencia del avance en materia del comportamiento mecánico de los suelos, la plasticidad se convirtió en un concepto ingenieril de interés científico estricto. Su importancia radica en la relación que tiene la propiedad en estudio con algunas propiedades fisicoquímicas de importancia en los suelos.
El suelo es uno de los principales componentes del ecosistema y al ser la base para la ingeniería civil pues sobre este se desplantan casi todas las estructuras, existir una relación suelo-estructura, siendo fundamental su manejo, uso adecuado y conservación.
A través de la historia, se han desarrollado diferentes criterios para medir la plasticidad de un suelo. Uno de ellos fue el ingeniero sueco Albert Atterberg.
Una serie de propiedades del suelo determinan el comportamiento mecánico del mismo,
Los limites de Atterberg son necesarios para evaluar los efectos a largo plazo del uso del suelo y el impacto de la construcción sobre el comportamiento mecánico del suelo.
A principios del siglo XX, el profesor Karl Terzagui, realizaba investigaciones en un laboratorio en una Universidad en el Cercano Oriente. Fue hasta 1925 que publicó su libro titulado "Erdbaumechanik" (Mecánica de Suelos) en Viena. Entonces surgió el término ahora mundialmente usado. (Braja, Dr. Nabor Carrillo)