El suelo es un conjunto de partículas orgánicas e inorgánicas con una organización definida y propiedades que varían vectorialmente. En dirección vertical generalmente sus propiedades cambian mucho más rápidamente que en la horizontal.
El suelo representa todo tipo de material terroso, desde un relleno de desperdicio, hasta areniscas parcialmente cementadas o lutitas suaves.
El suelo se compone de:
Partículas orgánicas, de materias vegetales y animales, descompuestas que provienen de plantas y animales vivos;
Partículas minerales, tales como arena, arcilla, piedras o grava que, alguna vez, fueron parte de rocas mayores.
Agentes generadores de suelos.
La corteza terrestre es atacada principalmente por el aire y las aguas, siendo los medios de acción de estas sustancias sumamente variados. Sin embrago, en último análisis, todos los mecanismos de ataque pueden incluirse en dos grupos: desintegración mecánica y descomposición química.
El termino desintegración mecánica se refiere a la intemperización de las rocas por agentes físicos, tales como cambios periódicos de temperatura, acción de la congelación del agua en las juntas y grietas de las rocas, efectos de organismos, plantas, etc. Por estos fenómenos las rocas llegan a formar arenas o, cuando mucho, limos y solo en casos especiales arcillas.
Por descomposición química se entiende la acción de agentes que atacan las rocas modificando su constitución mineralógica o química. El principal agente es el agua, y los mecanismos de ataque mas importantes son la oxidación, la hidratación y la carbonación. Los efectos químicos de la vegetación juegan un papel no despreciable. Estos mecanismos generalmente producen arcilla como ultimo producto de descomposición. Todos los efectos anteriores suelen acentuarse con los cambios de temperatura, por lo cual es frecuente es frecuente encontrar formaciones arcillosas de importancia en zonas húmedas y cálidas, mientras que son típicas de zonas más frías formaciones arenosas o limosas, más gruesas. En los desiertos cálidos, la falta de agua hace que los fenómenos de descomposición no se desarrollen, por lo cual la arena predomina en esas zonas; allí los efectos de los ciclos de tensiones y compresiones sobre las rocas, producidos por elevaciones y descensos periódicos y continuados de temperatura, no son los mecanismos de ataque determinantes.
Los suelos deben su origen a una tal variedad de acusas que excede todo poder de descripción detallada. El resultado de estas causas es una inmensa diversidad de tipos de suelo resultantes. También debe notarse que su formación ha ocurrido a través de las Eras Geológicas, tal como sigue ocurriendo hoy; en consecuencia, el hombre es completamente ajeno a la génesis del suelo: solo le toca manejarlo tal como la naturaleza se los presenta.